INTERNET PARA CATEQUISTA

INTERNET PARA CATEQUISTAS

miércoles, 23 de marzo de 2011

Espiritualidad del Catequista

LA ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA

El catequista, servidor de la Palabra en su comunidad
Quiero compartir con ustedes una pequeña reflexión surgida en un encuentro con catequistas rurales de la Prelatura de Humahuaca, a mediados de octubre de 2000. Este encuentro era la cuarta etapa de un proceso de formación de dos años que estamos realizando con los catequistas, rurales y urbanos de esta sufrida región de nuestro país. Los catequistas rurales son personas muy sencillas y llenas de Dios, pastores, campesinos, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos... en las desoladas tierras de la Puna son los arroyos que llevan el agua viva de la Palabra a sus comunidades.

La Biblia nos habla de las personas que anuncian la Palabra

«Yo, por mi parte, era como un canal salido de un río, como un arroyo que se pierde en un jardín del Paraíso. Yo pensé: voy a regar mi huerta, voy a regar mis flores. Pero mi canal se convirtió en río, y el río en mar. Entonces dije: Haré brillar como la aurora la instrucción, llevaré a lo lejos su luz. Derramaré la instrucción como una profecía y la dejaré a las generaciones venideras. Comprueben ahora que no he trabajado para mí solo, sino para todos los que buscan la sabiduría.» Eclo. (Sir.) 24, 30-34

La vida del catequista a la luz del texto bíblico
Como catequistas somos servidores de la Palabra. Pequeños canales, sencillos y humildes, que surcan la vida de nuestra comunidad... Cuando tomamos conciencia de nuestra vocación y decidimos emplear nuestro tiempo, nuestra capacidades y nuestros dones al servicio de nuestra gente, descubrimos, con alegría y sorpresa, que el Dios generoso multiplica nuestros esfuerzos. Si nos entregamos con confianza a Dios, sabiendo que somos simples canalitos para que su Palabra llegue con su frescura y novedad a los demás, El se encarga de hacer de nosotros arroyos y ríos.
El texto nos habla de la experiencia de un hombre sabio, que ha descubierto la obra de Dios en su propia vida y decide comprometerse en el anuncio de su Palabra. Como catequistas somos llamados a transmitir las enseñanzas de Jesús y promover el encuentro de los demás con el Dios verdadero, que cambia la vida y nos descubre el sentido profundo de la existencia.
¡Qué alegría poder decir como el sabio del texto, he trabajado para los demás, para que los otros conozcan la sabiduría, es decir la Palabra del Dios de la Vida!


Para rumiar el texto y la vidaEl catequista, servidor de la Palabra en su comunidad
- ¿Somos canales por donde circula el agua viva de la Palabra de Dios?
- ¿Qué actitudes de nuestra vida «secan» nuestro reserva de agua viva?
- La Palabra es la Fuente donde nace nuestro canal, ¿está presente en nuestra vida de todos los días? ¿Acudimos a ella? ¿Nos nutrimos con su lectura y oramos con ella? ¿Estudiamos la Palabra para poder transmitirla mejor?
- Compara las palabras del texto con tu vida, ¿eres un verdadero arroyo para tu comunidad? Los demás ¿se encuentran con el Dios de la Vida a través de tu testimonio y enseñanzas?
- ¿Qué puedes y debes cambiar de tu manera de ser para ser un arroyo más transparente, más caudaloso, más fecundo?
Ofrecele tus reflexiones a Dios a través de una oración escrita por tus propias manos.


2)
Dios nos llama a ser catequistas
En San Salvador (de Jujuy), en un alto en el camino, saboreando la vida y la Palabra compartida con mis hermanos catequistas de la diócesis de Jujuy, abril 2000.
Durante los meses de febrero y marzo iniciamos en la diócesis de Jujuy una serie de talleres de Formación de catequistas. Estos talleres, que ya recorrieron muchas diócesis de nuestro país, son espacios para compartir la Biblia y la vida, y aprender juntos sobre nuevos caminos en la catequesis.
En ellos se trabaja con la vida y la Palabra y son siempre una fuente de agua viva para seguir descubriendo nuestra vocación. Gracias a todos los catequistas que participaron y un saludo a los que participaron en el taller de El Carmen, a unos 50 km. de San Salvador de Jujuy, a quienes les prometí que utilizaría sus conclusiones y aprendizajes para un próximo artículo.
Antes de iniciar la reflexión de este artículo
Intenta recordar la manera en que Dios te llamó a ser catequista ¿Cuándo fue? ¿Cómo? ¿De qué se valió Dios para irrumpir en tu vida y llamarte?
¿Te acuerdas de personas que supieron transmitirte la Palabra de Dios en tu vida? ¿Quiénes te enseñaron las cosas de Dios, aún sin tener un título de catequista, pero viviendo la misión de un catequista?
Busca en la Palabra de Dios los siguientes textos. Observa en ellos cómo llama Dios y cómo responden las personas.
  • Abraham: Gén. 12, 1-5
  • Moisés: Ex. 3, 1-4, 17
  • María: Lc. 1, 26-38
  • Discípulos: Mc. 1, 16-20
¿Encuentras elementos en común con tu vida? ¿Descubres nuevas maneras de llamado que pueden ayudarte a pensar si Dios te sigue llamando hoy?
Cuando compartimos nuestras experiencias de vida como catequistas, cuando somos capaces de revisar nuestra vocación y descubrir la forma en que Dios nos ha llamado a cada uno... y meditamos nuestra vida a la luz de la Palabra siempre viva de la Biblia, aprendemos como:
Dios utiliza distintos medios para llamarnos
- nos llama a través de personas
- nos llama a través de situaciones de la vida
- nos llama a través de señales o signos
Sentir el llamado de Dios, darse cuenta que Dios llama
- Dios pasa por la vida de todos los días, hay que estar atento para escucharlo.
- Tener la capacidad de descubrir la presencia de Dios.
- Lo cotidiano, la vida de siempre, ése es el lugar que Dios elige para revelarse, para correr el velo y descubrirnos que está pasando por ahí.
La vocación es un proceso (tiene etapas, tiene momentos, se va viviendo)
- el llamado de Dios es progresivo, nuestra vida es una historia de sucesivos llamados.
- hay que aprender a mirar la vida con otros ojos para encontrar las huellas de Dios en nuestro caminar.
- la vocación es camino, más que puerta de entrada, y se hace camino al andar...
Todos recibimos dones para que podamos vivir nuestra vocación
- Dios no nos deja sólos, su garantía es que Él está junto a nosotros.
- todos hemos recibido mucho, hay que descubrir que recibió cada uno, para ponerlo al servicio de los demás (parábola de los talentos).
- Dios nos llama constantemente, también nos va mostrando nuevos dones que no sabíamos que teníamos.
A veces nos cuesta vivir la vocación (dudas, miedos, incertidumbres)
- el llamado de Dios siempre es un desafío, un cuestionamiento, un compromiso…
- decir sí al Señor compromete la vida.
- las dudas, miedos e incertidumbres son parte del camino, nos ayudan a seguir buscando, nos recuerdan que nunca podremos encontrarlo todo, nos descubren nuestra esencia vital de peregrinos...
Leer la Biblia, la Palabra de Dios, nos ayuda a descubrir nuestra vocación.
- cuando leemos la Palabra encontramos ejemplos de personas que vivieron llamados parecidos a los nuestros.
- sus vidas nos muestran que es posible responder al Señor e iniciar un camino de compromiso
- sus experiencias también nos hablan de un lento descubrir que quiere Dios de nosotros y un camino de respuesta que pasa por la vida y no por decir, de palabra, «Señor, Señor...» (la respuesta se da con la vida).
Nuestra respuesta al llamado de Dios es servir y ayudar con disposición y alegría.
- Dios llama para dar una misión, un compromiso, una tarea en bien de los demás.
- la respuesta es estar disponible a la misión que El nos vaya mostrando.
- la alegría en el servicio es signo de que nuestra entrega es sincera y fecunda.
Transmitir el mensaje de Dios y el amor de El.
- Dios nos llama para ser instrumentos de su mensaje y para colaborar con Él en la construcción de su Reino
- para mostrar con nuestro testimonio (porque a las palabras... se las lleva el viento) que nos ama y quiere que vivamos su amor construyendo la fraternidad real (porque nadie ama a Dios a quien no ve sino ama a su hermano al que ve).



Para trabajar en gruposDios nos llama a ser catequistas
Para reflexionar con la Palabra y la vida - Trabajar en pequeños grupos con la preguntas y textos que aparece al principio del artículo.
- Si se pueden formar cuatro grupos repartir un texto para cada uno.
- Comentar con el grupo qué conocemos del personaje bíblico del texto.
- Hacer una lista de características de cómo Dios llama y cómo es la respuesta de cada persona ante ese llamado.
Para la puesta en común
- Escribir en un afiche, en dos columnas, las características que observamos del llamado y respuesta en el texto bíblico.
- Escribir entre todos una oración que relacione el texto leído con la experiencia de catequista de los integrantes del grupo.
Plenario
- Compartir los textos y los afiches.
- ¿Qué encontramos en común con nuestras vidas?
- Compartir las oraciones.

3)
Cinco Actitudes para crecer como Catequista
 
Cinco actitudes para pensar y revisar tu práctica y tu vocación de catequista. Cinco actitudes que nacen del evangelio, y que podrían ser otras más, pues la Palabra de Dios nos da muchísimas claves para iluminar la tarea, la misión y el compromiso. Te proponemos estas cinco, y te invitamos a descubrir otras cinco, o más, en las páginas de la Biblia.

Poner la confianza en Dios...
"No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos?, o ¿qué beberemos?, o ¿tendremos ropas para vestirnos? Los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y se les darán también todas esas cosas. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas."
Mt. 6, 31-34
No anden tan preocupados, dice el Señor: ¿qué cosas son las que me preocupan, en mi tarea catequística? ¿son las cosas de de Dios? ¿o tal vez, las que no son tan importantes? ¿son mis catequizandos y sus problemáticas, necesidades, lo que preocupa mis esfuerzos? Poner la confianza en Dios...¿que me exige cambiar?

Aprender a decir sí...
(Texto de la anunciación, texto en Lc. 1, 26-38) "Dijo María: 'Yo soy la servidora del Señor, hagase en mí tal como has dicho".
Lc. 1, 38
María señala el camino. Se pone en manos de Dios y aprende a decir sí a sus propuestas. Aunque cambien la vida, aunque derrumben nuestros proyectos, aunque nos cueste...

Orar, hablar con el Señor,pedir su ayuda.
"Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallará, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta se le abrirá".
Lc. 11, 9-10
La oración es espacio privilegiado para escuchar y hablar con Dios. Jesús nos anima a pedir en la oración. El Padre bueno nos dará lo que necesitamos. ¿Qué necesito para mejorar mi tarea? ¿Tengo problemas, dudas, cosas a resolver...y si le pido una manito a Dios?

Permanecer unidos a Jesús...
"Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése dara mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada".
Jn. 15, 5
Ser catequista es ser testigo de Jesús. Sus palabras son claras: sólo unidos a él podemos dar frutos. ¿Cómo anda mi relación con el Señor...? ¿Crezco en comunión y diálogo con él? ¿Me dejo guiar por sus palabras? ¿Lo que enseño en la catequesis, es fiel a lo que enseña Jesús? ¿Mi vida está unida a él?


Tener compasión por el otro
y
ser solidario...

Leer el texto de la parábola del buen samaritano: Lc. 10, 25-37. "Jesús entonces le preguntó: 'Según tu parecer, ¿cuál de estos tres hombres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?' El maestro de la Ley contestó: 'El que se mostró compasivo con él' Y Jesús le dijo : 'Vete y haz tú lo mismo".
Lc. 10, 36-37
¿Quiénes son mis prójimos en la catequesis? ¿Cómo vivir el mensaje de la parábola con mis catequizandos? La fe se demuestra en obras de solidaridad concretas, ¿cómo transmitirlo? ¿cómo enseñarlo?



Te proponemos estas cinco actirudes evangélicas para realizar un tiempo de reflexión y oración. El encuentro con Jesús y su Palabra es clave para ir profundizando nuestra vocación de catequista o agente de pastoral. Podés terminar tu reflexion escribiendo un compromiso que te propongas para vivir en concreto estas actitudes. Ese compromiso lo podés guardar en tu Biblia, de manera que cada vez que la abras, veas el papel y recuerdes lo que le ofreciste al Señor y lo revises. ¡Animo, y adelante!

No hay comentarios:

Publicar un comentario